VINOS Y VIÑEDOS ALDO CÉSAR PALAFOX
HISTORIA E IDENTIDAD
HISTORIA
El comienzo
Situada en el valle de La Grulla, a 40 kilómetros al sur de la ciudad de Ensenada, Baja California, Vinos y Viñedos Aldo César Palafox es a la vez heredera de la tradición vinícola más antigua de la región y ejemplo de las más recientes innovaciones en tecnología de vinificación.
La primera comunidad permanente de la península de Baja California, la misión y presidio de Nuestra Señora de Loreto, fue fundada en 1697, por el jesuita Juan María de Salvatierra. El primer viñedo fue plantado en 1707 por el también jesuita Juan de Ugarte en la misión de San Francisco Javier.(1)
Es importante resaltar que, aunque la historia habla de la conquista “española” de las Californias, los únicos hombres originarios de Europa eran los misioneros, así como los gobernadores y la mayoría los capitanes. Todos los demás – guardias presidiales, sirvientes, artesanos – eran originarios de la Nueva España, y la cultura que trajeron ya se reconoce como mexicana.
En 1768, la corona española decretó la colonización de lo que es hoy el estado de California; al siguiente año salió del presidio de Loreto, Baja California Sur una doble expedición encabezada por don Gaspar de Portolá; en ella se encontraban guardias presidiales, los llamados soldados de cuera, arrieros e indígenas cochimí, llevando toda clase de provisiones para la nueva colonia, entre ellas damajuanas y barriles de vino, metates, chocolate, pasas, higos secos, tasajo, etc.(2)
Soldado de cuera
En un contingente, bajo el mando del capitán criollo Fernando Rivera y Moncada, viajaba un grupo de frailes franciscanos encabezados por fray Junípero Serra. Su encargo era establecer misiones para cristianizar a los nativos de los nuevos territorios y enseñarles los oficios y prácticas agrícolas que los integrarían como miembros de la sociedad novohispana.
Los soldados de cuera no pertenecían al ejército español, sino a los presidios fronterizos de la Nueva España.(3) Tienen un lugar importante en esta historia, pues fueron ellos quienes ayudaron a los misioneros en los campos y en los viñedos, quienes con sus esposas les enseñaron a los indígenas las tareas y oficios, siendo así tan importantes como los misioneros en la implantación de la cultura occidental. Estos hombres también fueron llamados los mejores jinetes del mundo por los misioneros.(4)
Fray Junípero y su acompañante, fray Juan Crespí, llevaron registros de su viaje y de las tierras por las que iban pasando, comentando sus características e identificando sitios apropiados para futuras misiones. El día 23 de abril Crespí anotó que,
“… llegamos a otro paraje que hace un valle en el que se halla el agua en ciénaga y una poza de donde sale el agua caliente y, dejándola enfriar, es bien delgada. Está todo rodeado de muchos encinos y alisos, y, según dicen los inteligentes, puede formarse una buena misión en San Francisco Solano por lo próximo que están estos dos parajes, y puede ayudar la siembra de éste a la de aquella misión. Es bien capaz para mantener cosecha y ganado, el cual se dedicó a san Jorge.”(5)
En efecto, en el valle de San Francisco Solano, por donde había pasado la expedición el día anterior, los dominicos, sucesores de los franciscanos, fundaron en 1791 la misión de Santo Tomás Aquino, a unos 6 kilómetros de distancia del Valle de la Grulla. Aunque hoy esta misión es la más famosa, la más importante era la de San Vicente Ferrer, que había sido fundada en 1780 a unos 40 kilómetros más al sur, pues ahí también se encontraba el centro militar y administrativo de La Frontera, como se conocía la región en ese entonces. Es clave para nuestra historia, pues en San Vicente se encontraba, hacia fines del siglo XVIII, el fundador de nuestro rancho, Ignacio Ceseña.(6)
Pero no hay que imaginarse un gran cuartel, con muchos soldados, ni un gran convento lleno de frailes. En la misión había sólo uno o dos misioneros; nunca hubo más de siete guardias, algunos con sus familias. Tampoco había grandes cantidades de indígenas – la máxima población de neófitos fue de 317 en el año de 1787.(7)
Estos números nos ayudan a comprender las grandes dificultades que presentaba la vida en esa época. El alimento era preocupación constante; por ello el comandante de San Vicente permitía a los guardias tener sus propios rebaños, tanto para alimentar a sus familias como para proveer a la misión y al cuartel.
Ignacio Ceseña
Fue así como Ignacio Ceseña, explorando aquellos grandes espacios, llegó un buen día al valle de San Jorge; quizás fue él quien le puso el nuevo nombre de La Grulla, al observar las parvadas de aves de esta especie que ahí vivían. Obtuvo permiso de establecer ahí sus rebaños; tiempo después, en 1804, recibió del gobernador del territorio la concesión formal de las tierras.(8)
Ignacio Ceseña, como la mayoría de los guardias misionales, era originario del sur de la península. Nació en San José del Cabo, hijo de Juan José Ceseña, originario de Jalisco y mayordomo de esta misión.(9) Durante toda la época misional, las misiones fueron custodiadas por hombres originarios de la Nueva España, quienes vivían en las misiones con sus familias, ayudando al misionero en las faenas agrícolas y ganaderas, y enseñando oficios como talabartería, carpintería y vinificación a los neófitos. Sus esposas a su vez enseñaban a las mujeres nativas a coser, tejer, bordar, etc. Curiosamente, en los documentos son los hombres nativos los que aparecen como cocineros.(10)
Los soldados de cuera fueron llamados por los misioneros “los mejores jinetes del mundo”, y los nativos pronto adoptaron como suyas las prácticas que derivaron en el jaripeo de hoy. Este curioso nombre lo recibieron por la indumentaria de cuero que portaban para protegerse de las flechas de los nativos.
Don Ignacio tuvo numerosos hijos en el sur antes de ser asignado a la misión de San Vicente hacia finales del siglo XVIII. Al parecer ya era viudo, y trajo consigo a sus cuatro hijas más pequeñas, Germana, Susana, Rosario e Irene. Todas ellas se casaron con otros guardias misionales, y sus descendientes vivieron y trabajaron los ranchos bajacalifornianos donde todavía hoy se cultiva la vid.(11)
Los Tapia
Algunos años después de la expedición de Portolá, el gobierno virreinal decidió enviar otra expedición colonizadora a la Alta California, encabezada en esta ocasión por el capitán Juan Bautista de Anza, quien reclutó a soldados, artesanos y otros pobladores en Sonora y Sinaloa. Entre ellos estaba Felipe Santiago Tapia, originario de San José, un pueblo cercano a Culiacán.(12) Con su familia se unió a la expedición, llegando a la Alta California en 1776.(13) Felipe, y más tarde su hijo Bartolomé, fue guardia de las misiones de Dolores (San Francisco), Santa Clara y San José.(14) Bartolomé fue también mayordomo de la misión de San Luis Obispo.(15) En todas estas misiones había viñedos, y cuando recibió la concesión del Rancho Topanga Malibú, llevó sarmientos de la misión de San Gabriel para plantarlos en su nuevo hogar.(16) Su hermano Ursino se estableció con su familia en el pueblo de Los Ángeles.(17)
Uno de los hijos de Bartolomé, Tiburcio Tapia, fue comerciante y alcalde de Los Ángeles en tres ocasiones.(18) En 1838 recibió la concesión del Rancho Cucamonga, donde de inmediato construyó una casa de adobe y plantó un viñedo. Tapia era un gran emprendedor y su producción creció, permitiéndole establecer la primera vinícola comercial de lo que después sería el estado de California. Parte de ella todavía existe y es parte de Thomas Winery.(19)
Primos de Tiburcio Tapia fueron los hermanos Carlos y Anselmo Tapia, este último guardia de la misión de Guadalupe.(20) Anselmo aparentemente regresó a Los Ángeles, pero la hija de Carlos, Trinidad Tapia, contrajo matrimonio con Tranquilino Granados, originario de Chihuahua, en 1871 en Santo Tomás.(21) Ellos son los tatarabuelos de Aldo César y Jaime Palafox.
El Rancho
Los ranchos bajacalifornianos eran enormes, pues tenían que sustentar a los grandes rebaños de ganado que eran la base de la economía regional. Ahí vivían la familia del propietario, con sus vaqueros y otros empleados. El rancho era prácticamente autosuficiente, pudiendo también comerciar sus productos con otros ranchos, con los barcos mercantes que atracaban en la costa, e incluso en San Diego.
En La Grulla se cultivaban granos como maíz y trigo, y leguminosas como frijol, haba y garbanzo. En la hortaliza había legumbres de todo tipo. De los olivares se obtenían aceite de oliva y aceituna, y en la huerta había árboles frutales como membrillos, limones, naranjas, duraznos, peras y especialmente higos, que se secaban o se procesaban como conservas.
Del ganado se obtenían leche, mantequilla, queso, jocoque y carne, la cual se consumía fresca, pero la mayoría de las veces seca – las carnes asadas que hasta hoy son características de la cocina regional y la ahora famosa machaca.
Con toda seguridad don Ignacio Ceseña plantó él mismo el primer viñedo del rancho, con sarmientos traídos de la misión de Santo Tomás. La uva era la variedad misión, y con ella se producían vino, mermeladas y pasas.
El vino y el aguardiente eran artículos de primera necesidad en el rancho bajacaliforniano, siendo a la vez parte importante de la dieta cotidiana, medicamento y desinfectante.
La Grulla fue famosa por su vino y también por la talabartería – en el rancho se producían vaquetas, sillas de montar, botas y otros objetos de cuero. Era un oficio de suma importancia dada la actividad ganadera del rancho, en la cual estos descendientes de “los mejores jinetes del mundo” brillaban por sus habilidades que todavía hoy pueden verse en los jaripeos de la zona.
En los ranchos bajacalifornianos se desarrolló una cultura muy propia que todavía hoy está vigente. El medio ambiente difícil creó gente recia, robusta, vigorosa y emprendedora; el aislamiento de los ranchos los hizo hospitalarios con propios y extraños. El trabajo duro y sin descanso les dio un gran gusto por las fiestas – a las bodas acudían habitantes de todos los ranchos ¡y los festejos duraban hasta dos semanas!
En 1826, Ignacio Ceseña se retiró y recibió las escrituras que le daban la propiedad del Rancho La Soledad de La Grulla, esto como pago por sus treinta y nueve años de servicio militar. Tres de
sus hijas, con sus familias, ya vivían en el rancho. Nos podemos imaginar a don Ignacio, feliz, lleno de satisfacción, rodeado de su familia consumiendo una deliciosa carne asada y brindando con el vino producto de su viñedo.
No sabemos cuando murió don Ignacio, pero sí sabemos que sus hijas y sus descendientes siguieron viviendo y trabajando en el rancho hasta bien entrado el siglo XX. La reforma agraria de 1936 los despojó de una gran parte de sus tierras; sin embargo, ellos y los ejidatarios que se establecieron en el Valle de la Grulla, tambien conocido como Ejido Uruapan, siguieron cultivando los viñedos, produciendo vino para autoconsumo pero vendiendo la mayoría de la producción a grandes empresas como Bodegas de Santo Tomás.
Sin embargo, llegó un momento en que el precio de la uva bajó a niveles que no eran rentables para los pequeños productores, y muchos viñedos fueron abandonados o arrancados para establecer otro tipo de cultivos. Parecía que había terminado la historia del vino en La Grulla.
Pero en 1997, Aldo César Palafox, descendiente de algunos de los primeros guardias misionales y agrónomo de profesión, inspirado en la historia y las tradiciones de su tierra natal y a la vez experto en las técnicas más avanzadas de la viticultura, plantó nuevamente viñas en La Grulla. Aldo César murió trágicamente en el 2003 a los 31 años, pero su padre y su hermano Jaime tomaron como suyo su proyecto de reestablecer la tradición vinícola en este hermoso valle.
IDENTIDAD
Terruño
Siendo la bebida de origen por excelencia, la identidad de un vino se basa en el terruño – la tierra, el clima, la uva, el viñerón.
El rancho bajacaliforniano por lo tanto es el fundamento de la identidad, el elemento básico sobre el cual se crean imágenes y actividades que identifican a la marca
- Es el terruño bajacaliforniano – equivale a commune, clos, etc.
- El viñedo forma parte de la “Antigua Ruta del Vino”, la auténtica cuna del vino de Ensenada
El Rancho
- El concepto de rancho es fácilmente identificable por el mexicano y lo siente como suyo
- El rancho californio fue famoso por su elegancia rústica
- El viñedo está en el primer rancho particular de la zona
- Elementos del rancho a utilizarse en imagen y actividades
- Comida
- Tradicional carne asada
- Conservas
- Higos secos, etc.
- Caballos
- Talabartería
- Jaripeos y carreras de caballos
- Gente
- Ranchero californio elegante con copa de vino
Nota sobre las misiones
Históricamente, al desaparecer las misiones permanecieron los ranchos, que fueron los que conservaron el cultivo de la vid hasta nuestros días.
Por lo tanto, las misiones de San Vicente y de Santo Tomás se mencionan siempre ligadas a los ranchos – como antecedente, vecino, etc.
El protagonista es siempre el ranchero, junto con su esposa y su familia.
El viñedo
Las variedades plantadas por Aldo César Palafox son la chenin blanc – uva emblemática de Baja California – cabernet sauvignon, merlot, syrah y tempranillo, en un total de 35 hectáreas.
Los suelos del valle de La Grulla son muy arenosos y arcillosos, permitiendo buen drenaje tan esencial para el buen desarrollo de la vid. Como observaron los franciscanos, y pudo comprobar don Ignacio Ceseña, hay agua abundante y de buena calidad. Una grieta o garganta en la sierra hacia el oeste permite la entrada de los vientos frescos y húmedos del océano Pacífico, lo que hace de este valle uno de los más frescos de Baja California”.
Los vinos
El vino refleja las características del terruño – la tierra, el clima, la variedad de uva – y también de quien cultiva el viñedo y elabora el vino. Nuestros vinos son francos como nuestra gente, intensos pero equilibrados como nuestro sol, aromáticos y sutiles como las brisas marinas que suavemente llegan a nuestro valle, elegantes como nuestros paisajes.
Su nombre hace honor a los encinos que adornan el valle de La Grulla. Elaborado 100% con la variedad chenin blanc, sorprendentemente reposado en barricas de roble. Vino de gran complejidad aromática y capacidad de añejamiento en condiciones de guarda adecuadas.
Pionero
Esta mezcla de tempranillo, cabernet sauvignon y merlot recuerda a los primeros hombres que elaboraron vino en Baja California – misioneros y rancheros que querían algo más y que aquí lo encontraron.
Tributo
Elaborado con las variedades cabernet sauvignon y merlot, es un vino que plasma todos los atributos de la tierra bajacaliforniana y de la gente que durante generaciones la ha trabajado – desde don Ignacio Ceseña hasta Aldo César Palafox.
1 Crosby, Harry, “Antigua California”
2 www.militarymuseum.org/Rivera.html
3 Crosby
4 Ponce Aguilar, Antonio, Historia de Baja California. De la cueva pintada a la modernidad, 2ª Edición. California. www.loyola.tij.uia.mx/ebooks/historia_baja/%5b17%5d%20%20Los%20francisc.%20y%20el%20inicio%20de%20 su%20obra.%20XIII.pdf
5 Diario de Crespí en Fray Junípero Serra. Civilizador de las Californias.
6 Lassépas
7 www.discoverbajacalifornia.com/missions/mission%20sites.htm
8 Martínez Zepeda, Jorge, Fundación de ranchos y colonización civil, en Baja California, un presente con pasado, UABC
9 Crosby
10 Crosby
11 Rojo, Manuel Clemente, Apuntes Históricos de la Frontera de Baja California; Martínez, Pablo, Guía Familiar de Baja California
12 www.familysearch.com
13 www.loscalifornianos.org
14 www.rootsweb.com
15 www.nps.gov/juba/Fifteen%20Years%20Later.pdf
16 www.ci.malibu.ca.us/index.cfm?fuseaction=detail&navid=9&cid=426
17 http://missions.huntington.org - varios registros de bautismos y entierros
18 Osio, Antonio María, History of Alta California
19 www.thesycamoreinn.com/history.html
20 Ruiz, María Jesús, El valle de Guadalupe, siglo XIX.
21 Martínez, Pablo, "Guía Familiar de Baja California", matrimonios, Ensenada, Registro Civil. Piñera Ramírez, David - "Baja California 1901-1905, Consideraciones y datos para su historia demográfica, Matrimonios.